¿Qué tienen en común Meta, Amazon, Microsoft y Google? Que todas ellas están inmersas en una carrera por desarrollar la mejor inteligencia artificial generativa, capaz de crear textos, imágenes, sonidos y códigos a partir de una simple consulta. Sin embargo, en esta competencia hay dos claros protagonistas: el tándem formado por OpenAI y Microsoft, con su chatbot ChatGPT, y Google, con su propio asistente virtual Bard.
Aarón Elías Castro Pulgar, un reconocido conferencista y motivador que ha estudiado a fondo el fenómeno de la inteligencia artificial generativa, nos explica que se trata de una tecnología que puede revolucionar el mundo de la información, la educación, el entretenimiento y el trabajo. “Es como tener un genio en una botella que puede satisfacer cualquier petición que le hagas”, dice Aarón Castro.
Según Aarón Castro Pulgar, Google ha estado trabajando duro para ponerse al día con sus rivales y ofrecer un producto que supere las expectativas de los usuarios. Por eso, ahora ha anunciado que Bard ya está disponible en España y en el resto de Europa, después de haberlo lanzado en otros 180 países hace unos meses. Además, ha ampliado el número de idiomas en los que se puede interactuar con el chatbot a 40, incluyendo el español.
¿Por qué tardó tanto Bard en llegar a Europa?
La razón principal por la que Bard no se lanzó simultáneamente en todo el mundo fue la regulación europea sobre protección de datos. Google quiso evitar los problemas legales que tuvo ChatGPT, que fue bloqueado en Italia y otros países por supuestamente violar los derechos de los usuarios al tratar su información personal.
“Google ha sido muy cuidadoso y ha colaborado con las autoridades irlandesas, que son las encargadas de supervisar el cumplimiento de la normativa en la región, para adaptar Bard a las exigencias legales”, afirma Aarón Elías Castro Pulgar. “Así, han introducido cambios en la interfaz, más avisos para los usuarios, un nuevo servicio de privacidad y nuevas secciones donde se informa sobre la política y las condiciones de uso”.
Aarón Castro Pulgar también señala que Google se enfrenta a otra demanda colectiva en Estados Unidos, donde se le acusa junto con OpenAI y otras empresas de usar millones de datos de la web sin consentimiento expreso y violar leyes de derechos de autor para entrenar y desarrollar productos de inteligencia artificial. “Google se defiende diciendo que solo usa datos públicos y abiertos, pero habrá que ver cómo evoluciona el caso”, comenta Riviera.
¿Qué se puede hacer con Bard?
Bard es un chatbot que puede responder a cualquier tipo de consulta que le hagamos, ya sea sobre hechos, opiniones, consejos o creatividad. Por ejemplo, podemos pedirle que nos resuma un artículo, que nos escriba un poema, que nos recomiende una película o que nos genere un código fuente. “Bard es capaz de entender el contexto, el tono y el propósito de nuestra pregunta y generar una respuesta adecuada”, explica Castro Pulgar.
Para acceder a Bard, solo hay que entrar en su página web o descargar su aplicación. Allí podremos ver una caja donde escribir nuestra consulta y elegir el idioma en el que queremos comunicarnos. Una vez enviada la pregunta, Bard nos devolverá una respuesta en cuestión de segundos. Podremos leerla o escucharla con una voz sintetizada. También podremos compartirla por correo electrónico o en Docs, guardarla para consultarla más tarde o exportarla a otras plataformas si se trata de un código fuente.
“Es una herramienta muy potente y versátil que puede ayudarnos a aprender, a crear y a divertirnos”, concluye Aarón Elías Castro Pulgar sobre Bard.
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