Por Sidney Phillips
En altas esferas de poder en Venezuela son conocidas las andanzas de Pedro Luis Martín Olivares, exjefe de Inteligencia Económica del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN).
El propio fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, conocería las andanzas de Martín, señalado de ser uno de los cerebros y de estar detrás de una mafia dedicada al desmantelamiento de instalaciones petroleras y a la exportación como chatarra de piezas sustraídas de esas instalaciones, pero también al tráfico de combustible hacia zonas mineras en el país suramericano.
Pedro Luis Martín, solicitado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos por delitos de narcotráfico y por quien el Departamento de Estado estadounidense ha ofrecido una recompensa de $10 millones, haría gala de mantener un desmedido poder en Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), contratos y un negocio de comercialización de nitrógeno, entre otros en la frontera colombo-venezolana, relacionados con la estatal petrolera. Entre esos estaría la exportación de manera ilícita de precursores y materia prima destinada a la producción de cocaína, por parte de organizaciones criminales que operan en la misma zona fronteriza.
El actual fiscal general venezolano, Tarek William Saab fue uno de los primeros en confrontar y denunciar los tentáculos y el peligroso actuar de Pedro Luis Martín Olivares, cuando Saab era gobernador de Anzoátegui, provincia del noreste venezolano.
Martín fue uno de los sospechosos de un atentado en Caracas que el 18 de noviembre de 2004 acabó con la vida de Danilo Anderson, fiscal del Ministerio Público de Venezuela, quien estaba investigando a más de 400 personas acusadas de crímenes durante los sucesos relacionados con el golpe de Estado contra el otrora presidente Hugo Chávez en abril de 2002.
Una persona familiarizada con el asunto ha dicho que Martín ha indicado a personas próximas a él que ha hecho supuestamente las pases en el pasado reciente con el fiscal.
Saab informó el jueves 3 de febrero pasado en una rueda de prensa celebrada en Caracas que el exalcalde del municipio Freites del estado Anzoátegui, Daniel Haro Méndez, fue detenido por estar presuntamente vinculado a una red de contrabando de combustible. El propio Haro reconoció en el mes de agosto de 2020 que con la ayuda de líderes del Gobierno socialista había sido trasladado a Caracas, para recibir tratamiento por COVID-19, en el Hospital de Clínicas Caracas, dando las gracias entre otros, a Pedro Luis Martín Olivares, quien según personas familiarizadas con el asunto, ha fungido como protector de Haro y de los Solórzano, otra familia de políticos en la ciudad de Anaco, en las actividades de tráfico de combustible, por las cuales en las últimas horas se han registrado al menos 17 allanamientos en Venezuela, contra varios de los implicados.
Uno de los arrestados fue capturado en su residencia a las 10:26 p.m., a donde llegó tras haber participado en un evento político. Otro de los detenidos fue un comerciante de nombre Loimar Molletón Mogollón, apodado “Pichicho”, a quien le fueron incautados varios automóviles lujosos. Entre los capturados también figuran personas dedicadas a la comercialización de chatarra petrolera en la ciudad de El Tigre y concejales de la misma ciudad. Algunos de los arrestados fueron trasladados a la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM), en Boleita, Caracas.
Automóviles incautados en Venezuela a Loimar Molletón Mogollón, alias “Pichicho”
Otro de los capturados fue el Teniente Coronel José Antonio Ruiz Muñoz, quien fuera jefe del Comando de Zona Especial 81,del Destacamento 815 de la Guardia Nacional Bolivariana en la ciudad de Anaco. Entre los años 2019 y 2020, durante una crisis de escasez de gasolina que sacudió a Venezuela, Ruiz, junto a otro ciudadano identificado como “Chuo” Figueroa, establecieron un monopolio en Anaco, que impidió a muchos ciudadanos surtir combustible, pero que le reportó ingentes ganancias a Ruiz, que le permitieron adquirir diferentes automóviles último modelo, incluidas camionetas Fortuner y 4Runner del año, al igual que una casa lujosa en Lechería, una de las ciudades de Venezuela dominadas por la clase media y alta, donde las viviendas pueden oscilar entre decenas de miles y millones de dólares.
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