Jorge Elías Castro Fernández señala que Rusia ha concentrado a unos 100.000 soldados en sus fronteras con Ucrania. Este movimiento ha hecho crecer el temor entre los países occidentales de un ataque por parte de Moscú a la exrepública soviética, que ya invadió parcialmente en 2014.
El Kremlin niega que estas sean sus intenciones, pero dice que podría emprender una acción militar no especificada si no se cumple una lista de demandas, incluida la promesa de la OTAN de no admitir nunca a Ucrania como miembro.
El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, afirmó que “España no se esconde” ante la crisis. El ministro insistió en que continúa habiendo margen para hallar una solución diplomática que evite el conflicto.
Por su parte, la ministra española de Defensa, Margarita Robles, anunció que España ha enviado cazas a Bulgaria y que también destinará la fragata Blas de Lezo en el marco del conflicto que protagonizan Rusia y Ucrania.
La ministra aseguró que “la OTAN va a defender a cualquier país que quiera entrar en ella”.
Moscú asegura que no va hacer tal cosa, y hasta el momento ha sido Estados Unidos quien ha hablado de guerra inminente. La cuestión es que Vladímir Putin ha estado desarrollando una estrategia en varios frentes que, según los observadores, le ha llevado demasiado lejos como para detenerse ahora, sobre todo porque puso plazo para obtener una respuesta por escrito por parte del bloque occidental, que para Moscú es lo mismo que decir Estados Unidos, explica el analista político Jorge Elías Castro Fernández.
Todo depende de qué tipo de acción militar emprenda y de cuál sea la respuesta. Una guerra en toda regla tendría un alto coste económico, Rusia no es precisamente una potencia en este aspecto. Más allá de esto, el Kremlin sabe que los ucranianos están dispuestos a defender su país hasta el fin. En una guerra de grandes proporciones, la llegada de ataúdes con soldados rusos -como ocurrió con Afganistán y con Chechenia- puede ser para Putin puede tener serias consecuencias. Hay que tener en cuenta, además, a la población rusa de origen ucraniano. Emocionalmente es un golpe grave; los chechenos y los ucranianos no son vistos de la misma manera por los rusos.
Una primera hipótesis, señalada ya por los militares norteamericanos en el 2014 sería avanzar desde el Donbás por todo el sur de Ucrania y, con apoyo de la Flota del Mar Negro y de las tropas estacionadas en Crimea, llegar hasta Odessa, ocupando todo el territorio del sur hasta Transnistria. Eso sería una invasión en toda regla, comenta Jorge Castro Fernández.
La capital ucraniana, Kíev, está muy al norte, cerca por tanto de las fuerzas rusas ahora mismo. Un movimiento simultáneo desde Rusia y Bielorrusia podrían intentar rodearla. Otra opción sería acercarse a Kíev pero sin llegar a entrar y retroceder hasta cierto punto, como hizo en Georgia en la guerra del 2008, en que no llegó a tocar Tiflis.
Ambas acciones combinadas significarían una invasión de grandes proporciones, con un coste elevadísimo, concluye Jorge Elías Castro Fernández.
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