Sara Hanna, la venezolana en el gabinete en la sombra del presidente salvadoreño Nayib Bukele

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Por Marcos David Valverde
armando.info

A esta venezolana, odontóloga nacida hace 33 años en Valencia, estado Carabobo, se la tiene por la mujer más poderosa de El Salvador. Recia y ambiciosa, se especializó en hacerse fuerte detrás del trono, al amparo de líderes como Henrique Salas Feo o Leopoldo López. Ahora le habla al oído a la familia que impone el caudillismo 2.0 en el país centroamericano, mientras lidera una especie de gabinete ministerial oficioso de asesores venezolanos.

Sara Hanna transita hoy en día una paradoja vital. De adversaria furibunda de un gobierno antidemocrático como el de Hugo Chávez a funcionaria de facto, silente pero con mucho poder, dentro del gobierno de Nayib Bukele, otro gobierno que comienza a coleccionar con empeño todas las barajitas para ser considerado en tiempo récord la nueva autocracia latinoamericana.

Esta mujer, oriunda de Valencia, capital del estado Carabobo, a hora y media al oeste de Caracas, es la misma persona que trabajó, con la efusividad propia de sus 19 años de entonces y como miles de jóvenes en Venezuela, por la derrota electoral a la propuesta de reforma constitucional presentada por Chávez en agosto de 2007 y sometida a referendo el 2 de diciembre de ese año. Fue un jolgorio que para ella y sus contemporáneos opositores -conocidos en el argot político venezolano como la Generación de 2007– sirvió como el colofón perfecto para unos meses intensos. El 27 de mayo de ese año, por decisión del mismo Chávez, salió del aire la señal del canal Radio Caracas Televisión (RCTV), una medida que desencadenó fuertes protestas en todo el país, principalmente de los estudiantes universitarios.

El impulso de la joven era inequívoco, pues la indignaban el menoscabo a la libertad de expresión y el ánimo presidencial de perpetuación. Eran los síntomas de la vocación autoritaria de Chávez que ella, en la calle y a viva voz, adversaba.

Ahora, en medio de una hojarasca personalista, Bukele, de 40 años, cuenta con un gabinete en la sombra de venezolanos pertenecientes a la Generación de 2007. Sara Hanna no solo es parte de este, sino que lo encabeza: “De los venezolanos que están en El Salvador, ella es la que más manda porque maneja dinero. Al tener ese cargo y ese roce, la cabeza de todos es ella”, dice una fuente consultada para esta investigación que pidió la reserva de su identidad.

Desde su investidura en junio de 2019, Bukele, elegido en las urnas y en la práctica aclamado por los votantes en las recientes elecciones parlamentarias que le dieron la mayoría en el Congreso, ha tomado distancia de las formas democráticas sin medias tintas. Asalta el Congreso con el Ejército cuando no le es favorable, descabeza los poderes que le hacen contrapeso, desconoce a la oposición, espeta con sorna que es un dictador y, como Hugo Chávez, ataca a la prensa independiente y lleva adelante sus ínfulas reeleccionistas.

Es la tentación del autoritarismo que, en el país asentado en las costas del Pacífico centroamericano, su presidente se empeña en reproducir mientras cuenta con un gabinete que, a la sombra, dirige Sara Hanna.

Una carrera en las sombras

En junio de 2021, una investigación del portal salvadoreño El Faro, constantemente atacado por el oficialismo, recaudó las evidencias sobre la presencia inusual de ciudadanos venezolanos en el entorno más cercano al presidente Bukele, justo desde donde se tiran los hilos del poder. Miguel Sabal (logística y contratación de venezolanos), Tomás Hernández (economía), Roddy Rodríguez (educación y Cancillería), Juan Carlos Gutiérrez (transparencia), Santiago Rosas (control territorial) y Ernesto Herrera (seguridad), estaban entre ellos. Al frente de todos, remataba el escrito, se encontraba Sara Hanna, en rol de coordinadora.

¿Cómo alcanza esa cota de poder Sara Habdel Kaim Hanna Georges, nacida en 1988, descendiente de una familia de raíces libanesa-brasileñas establecida en Valencia? Los atributos que en ella identifican distintas fuentes consultadas para este perfil se repiten y concuerdan: astucia, planificación y una ambición denodada, además de un juego de contactos que le permitió conocer de primera mano al nuevo y joven presidente centroamericano.

La poca actividad en las redes sociales de Sara Hanna contrasta con su agitada agenda y poder creciente en El Salvador. Imagen tomada de la cuenta de Facebook de Sara Hanna

En octubre de 2018, Sara Hanna se sumó al grupo de asesores venezolanos de la campaña del entonces candidato presidencial, Nayib Bukele, quien venía de ser alcalde de Nuevo Cuscatlán (entre 2012 y 2015) y de San Salvador (de 2015 a 2018). La elección presidencial fue el 3 de febrero de 2019, once días después de la juramentación en Venezuela de Juan Guaidó como presidente interino. Además de ella, en el grupo de asesores estuvieron Elisa Totaro, presidenta de la agencia de comunicación política Equipo 70, con sede en Miami; Lester Toledo, abogado venezolano, consultor y fundador del partido Voluntad Popular, y Virginia Zamora, asesora comunicacional.

En conversación con Armando.info, Toledo señala que él fue contactado directamente por el hermano mayor de Nayib Bukele, Karim Bukele. El primer encuentro fue en Miami, también en octubre de 2018.

“A mí me citó el señor Karim Bukele. Allí me explicó que el principal problema que tenían con la candidatura era que Nayib Bukele había sido expulsado del FMLN (Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, partido de izquierda en el que había militado y con cuyo apoyo logró ser alcalde) y no tenía equipo. Me invitaron a que fuera a El Salvador a escuchar la propuesta. Y así conocí a Nayib, que era el candidato. Fue mi primera gran campaña como asesor de un presidente”, relata.

La persona que recomendó a Toledo ante los Bukele, barrunta él mismo, fue Sara Hanna. Por una razón, sostiene: ya entonces, en octubre de 2018, ella estaba en contacto con la ahora familia presidencial. Por lo menos tres fuentes consultadas por separado para este trabajo destacan la cercanía personal entre Karim Bukele y Sara Hanna.

“Sara Hanna conoce a los Bukele y estaba vinculada con ellos antes que yo. Yo no recomendé ni llevé a nadie a que fuera asesor de ninguna instancia del gobierno de El Salvador. Ella ya estaba allí y como los conocía, le habrán pedido opinión”, insiste Toledo.

Con el grupo ya conformado, los roles estaban definidos. Elisa Totaro (quien, sin militancia conocida, había trabajado en las campañas presidenciales de Henrique Capriles Radonski en 2012 y 2013) condujo estrategias políticas para la campaña; Toledo organizó la veeduría electoral; Zamora, la estrategia de comunicación; y Sara Hanna, las redes sociales. Bukele ganó con 1,4 millones de votos (53,10%). Todos estuvieron en la toma de posesión, el 1 de junio de 2019, en San Salvador.

Sara Hanna regresó a El Salvador para integrar el gabinete venezolano no oficial. Mientras ella cumple funciones paragubernamentales, Toledo se ha dedicado concretamente a la asesoría del partido.

“En esos meses de campaña trabajamos por separado. Había dos sedes físicas. La gente de comunicaciones estaba en una oficina. Sara se dedicaba al discurso, imagen, redes y comunicaciones. Yo, la organización, movilización y defensa del voto. Eso es lo que hace la empresa para la que yo trabajo [Salto Ángel Consulting]. Pero los veía poco”, dice Toledo.

Así mismo, desvincula a Voluntad Popular del grupo de venezolanos que ahora trabaja para el gobierno de Bukele: “Aquí me quito el traje de asesor y me pongo el del partido, porque estoy autorizado a declarar: es falso que nuestro partido tenga ni un asesor ni nadie de nuestra organización contratado en El Salvador. Tampoco lo está mi hermano Lender”.

Lester Toledo suele exponer en redes sociales imágenes de sus encuentros con el presidente Bukele y de su trabajo con el oficialista partido Nuevas Ideas. Imagen tomada de Instagram @lestertoledo

La Salida fue el trampolín

El último tramo residencial de Hanna Georges antes del salto a El Salvador fue Miami, ciudad estadounidense en la que vivió desde mayo de 2014, cuando, luego del fragor de las protestas bautizadas como La Salida, convocadas por Leopoldo López, fundador de Voluntad Popular, y por María Corina Machado, de Vente, se fue de Venezuela. Las razones de su exilio no han sido precisadas, pero ella misma, cuando cumplió cinco años fuera del país, en su perfil de Facebook describió el detonante de esa decisión como “una pesadilla de un hombre con un arma en mi frente”.

“Sería muy injusto decir que han sido cinco años malos. A pesar de ser duros, han sido muy gratos. Aprendí mucho, conocí mucha gente”, escribió luego, tratando de matizar. En efecto, conocer mucha gente, el cabildeo, ha sido su derrotero más consistente.

La base de operaciones de Sara Hanna en Miami fue una oficina de relaciones públicas tanto para Leopoldo López como para su esposa, Lilian Tintori. Sara Hanna fue la responsable, concuerdan las fuentes, de la promoción de la figura y de la causa del entonces preso político del régimen de Nicolás Maduro y del manejo de los fondos para tal fin.

“Fue una persona clave en la estructura de Leopoldo López. Aprobaba los pagos. Así es como se hace un lugar en esa estructura. Mientras la oficina de Europa la controlaban Lilian Tintori y la mamá de Leopoldo, Antonieta Mendoza, ella estaba en Estados Unidos y en la región. Toda la epopeya comunicacional que hubo sobre la injusta prisión de López la hacía Sara Hanna”, explica una fuente que pidió taxativamente no revelar su identidad para este trabajo.

“Es una persona ambiciosa y transparente. Siempre fue así: Sara entendía muy bien lo del valor del dinero y era supremamente transparente en que era eso lo que le interesaba”, apunta otra persona consultada, que conoció a Sara Hanna durante su última etapa universitaria y también pidió el anonimato.

De 2014 a 2019, Sara Hanna se presentaba, de hecho, como jefa del gabinete de Leopoldo López. Así se granjeó, además, la confianza en altos círculos del poder internacional. “A [Iván] Duque [presidente de Colombia] le dice ‘Iván’. A una vicecanciller le pidió que le tomara una foto. Era capaz de esos niveles de confianza mientras se presentaba como la encargada de ese gabinete de López”, rememora la fuente del ámbito comunicacional.

Lester Toledo complementa la idea diciendo que Sara Hanna le dio mucho soporte a Lilian en esos años: “Era quien viajaba con ella, quien la ayudaba en el tema de Ramo Verde, quien organizaba las giras”.

Fue López, durante su arresto domiciliario que comenzó en julio de 2017, y luego de tres años en la prisión militar de Ramo Verde, a las afueras de Caracas, quien fortaleció una red de contactos que pronto abrazó Hanna.

“La primera puerta la abre Leopoldo, porque Lester era desconocido. En su casa se comunicaba con todo el mundo. Incluso, el interinato se construyó allí. Leopoldo López es una máquina de trabajo, no para, y siempre tuvo la posibilidad de comunicarse y de abrirles puertas a sus cercanos”, sostiene uno de los allegados consultados para esta investigación.

Para contrastar estas versiones, Armando.info se comunicó con el equipo de prensa de Leopoldo López y de Lilian Tintori. En un primer intento, el 16 de septiembre, la respuesta fue que “hasta este momento, Leopoldo López no ha abierto su agenda de medios”.

El 20 de septiembre, en una segunda petición directamente sobre el tema, el equipo respondió: “Leopoldo López y Lilian Tintori informan que no declararán sobre temas internos de otros países. Están bastante ocupados con la profunda crisis humanitaria de Venezuela y con la situación política interna. Si quieren entrevistarlos por otros temas, con gusto cuando abramos te incluimos”.


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