Los gobiernos paralelos en Panamá al de Laurentino Cortizo

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María Reyes | Opinión

En Panamá pareciera haber un grave problema de gobernabilidad, pues cada vez son más los panameños que piensan que al presidente Laurentino Cortizo le ha quedado grande el cargo, al haber en la práctica dos o tres gobiernos paralelos.

El poder del vicepresidente José Gabriel Carrizo suele verse incluso como superior al del propio presidente, aunque quizás no tanto como el que demuestran tener los principales miembros de la cúpula del Partido Revolucionario Democrático (PRD), presidido por Benicio Robinson y con la Secretaría General de Pedro Miguel González. González es requerido por el gobierno de los Estados Unidos acusado de matar a Zak Hernández, un soldado estadounidense, en 1992 en territorio panameño.

Luego de vivir prófugo dos años y medio, Pedro Miguel González se entregó a la justicia panameña y en 1997 un jurado de conciencia lo absolvió.

El 28 de julio de 1992 , el director de la Policía Técnica Judicial (PTJ), Jaime Abad, reveló que los principales responsables del asesinato del solado Zak Hernández eran Pedro Miguel González –hijo de Gerardo González, legislador del Partido Revolucionario Democrático (PRD)– , Roberto Garrido –un joven que había participado de la guerrilla colombiana– y Daniel Batista.

Las palabras de Abad llevaron a la clandestinidad a los tres acusados, quienes luego abandonaron Panamá. Primero se dijo que podían haber viajado a Cuba o México, pero luego se aseguró que estuvieron ocultos en República Dominicana.

Luego del incidente de 1992, la sola presencia de Pedro Miguel González en puestos de poder en Panamá ha causado desacuerdos entre el Gobierno estadounidense y el panameño, como sucediera durante su cargo de diputado y presidente de la Asamblea Nacional entre los años 2007 y 2008.

González, quien fue a fin a la dictadura de Manuel Noriega, es a todas luces, una bisagra importante en la toma de decisiones políticas, algunas veces por encima de las establecidas por el presidente Laurentino Cortizo.

Valga el ejemplo de las elecciones legislativas celebradas el 6 de diciembre pasado en Venezuela, en donde el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá ha declarado que «no garantizaron un proceso democrático, transparente, inclusivo, libre y justo para el pueblo venezolano» y ha manifestado sus dudas sobre los resultados.

Sin embargo, el miércoles 9 de noviembre durante un programa en Radio Panamá, Pedro Miguel González declaró que la organización política que respalda a Cortizo y por la que González participó en las elecciones en Venezuela en condición de observador internacional, reconocía los resultados electorales venezolanos, por haber sido transparentes, defendiendo la participación de los miembros de la oposición venezolana. Allí también señaló que a través de la Internacional Socialista, de la que el PRD forma parte, y como integrantes también del Foro de São Paulo, reconocían la legitimidad de las elecciones parlamentarias en Venezuela, muy distinto a la postura asumida por el Gobierno de Laurentino Cortizo a través de la cancillería.

Otro caso es el de Benicio Robinson, varias veces diputado por la provincia de Bocas del Toro, quien ha gozado de la complacencia de los gobiernos, con la aprobación de recursos y con la creación de nuevos corregimientos, como los 10 nuevos creados mediante la Ley 172 del 19 de octubre de 2020, sancionada por Cortizo. La creación lleva adosada una mayor repartición de fondos del gobierno central y más burocracia. Son estas y otras las cosas por las que el presidente del partido gobernante es considerado una suerte de «rey» de las comarcas indígenas de Bocas del Toro. Un «rey» que ha visto asociado su nombre varias veces con la corrupción y el mal manejo de dineros públicos y al que algunas caricaturas retratan sometido al cepo, el tradicional castigo indígena, de tipo moral y físico, para aquellos que han vulnerado las reglas de la comarca.

Las nuevas comarcas en Bocas del Toro autorizadas por Cortizo cuentan con autonomía administrativa y legislativa, contando también con sus propias normas, instancias y capacidad de decisión en temas como la salud, educación y sobre la manera como interactúan con las autoridades nacionales.

Mientras se incrementan las deudas del Gobierno de Panamá derivadas de la pandemia y la crisis sanitaria generada por ésta, en el terreno legislativo panameño, la Asamblea Nacional, controlada mayoritariamente por el PRD, aprueba recursos para su burocracia, obviando la situación de emergencia surgida.

En octubre pasado se supo que Laurentino Cortizo había llegado disfrazado al distrito de Almirante y al corregimiento de El Cauchero en la provincia de Bocas del Toro, vestido con camisa de cuadro mangas largas, jeans o pantalones vaqueros, mascarilla y gorra de béisbol, utilizando acento extranjero y asegurando ser un inversionista norteamericano. Esto con el objeto de constatar supuestamente las distintas problemáticas de los residentes, evaluar la actividad turística y observar el trato dispensado por las autoridades locales. El gesto ha sido alabado por algunos y por otros catalogado de risible, pues demostraría la desconexión que hay entre Cortizo y Benicio Robinson, quien como representante de la provincia debería servir de puente con el Gobierno de Cortizo para la solución de los problemas.

En el fondo todo eso que lo lleva a emular a un Hugo Chávez, quien en sus alocuciones oficiales les contaba a los venezolanos que solía disfrazarse para ir de paseo por Caracas, quizás esté latente el temor de Cortizo de no poder concluir su Gobierno, por una treta política dentro de su propio partido.


Las aseveraciones expuestas en este artículo son solo del autor (a) y no representan de forma alguna afirmaciones u opiniones editoriales de expresa.SE




Semanario El Venezolano. Madrid, del 03 al 16 de agosto de 2022

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