Antonio María Delgado
Jay Weaver
El Nuevo Herald
Alejandro Betancourt, fundador de la controversial empresa de energía Derwick, recibió millones de dólares del esquema de corrupción que pretendía extraer $1,200 millones de la estatal Petróleos de Venezuela, siendo uno de los implicados en el caso federal de Miami que también investiga a los hijastros del gobernante Nicolás Maduro.
Aún cuando el empresario no sale identificado por nombre y apellido en los documentos del caso, varias fuentes familiarizadas con la investigación confirmaron al Miami Herald que él es el “Conspirador 2”, apareciendo entre la docena de conspiradores enumerados pero de identidad resguardada que aparecen en la acusación criminal de la corte federal del sur de la Florida.
Betancourt, 39, y algunos de los otros conspiradores no identificados, podrían terminar siendo acusados formalmente, dijeron las fuentes.
Hasta el momento, nueve personas han sido acusados formalmente, con dos de ellos declarándose culpables y uno esperando juicio. Los otros seis, son considerados como fugitivos por la justicia estadounidense.
El representante legal de Betancourt, el prominente abogado de Miami Jon Sale, negó el viernes la participación de su defendido en el esquema. “Mi cliente niega haber cometido delito alguno”, dijo Sale.
En medio del gradual colapso de la economía venezolana, un grupo de empresarios con buenas conexiones políticas y nexos con Miami se enriqueció fantásticamente bajo la sombra del régimen socialista de Venezuela, encontrándose Betancourt entre los afortunados.
Sin contar con gran experiencia en la industria, Betancourt fundó a Derwick Associates hace una década y obtuvo miles de millones de dólares en contratos gubernamentales para la construcción de nuevas plantas de generación eléctrica. Derwick fue acusada en ocasiones de haber recibido el pago de abultados sobreprecios.
Con esos ingresos, Betancourt no sólo expandió sus operaciones, llegando hasta Estados Unidos, sino que compró un apartamento penthouse en el Tower Olympic de Manhattan, y un castillo y otras propiedades de lujo en España, según documentos de de la corte.
La corrupción en torno a la revolución socialista en Venezuela ha despertado desde hace años el interés de las autoridades estadounidenses. Actualmente las cortes federales de Miami, Houston y Nueva York llevan distintos casos de malversación de fondos, pagos de sobornos y actividades de lavado de dinero provenientes del país sudamericano.
Un buen número de esos casos están relacionados con PDVSA, la compañía sobreendeudada y plagada por prácticas de corrupción que hoy deambula al borde de la quiebra.
Russell Dallen, un abogado y banquero de inversión, que lleva años investigando los malos manejos del régimen de Caracas, dijo que la corrupción está detrás de la dramática caída de la renta petrolera venezolana de las últimas dos décadas, alimentando además la hiperinflación y la marcada pobreza en el país que ha llevado a millones de personas a salir huyendo del país.
“En vez de reinvertir el dinero y de reconstruir al país, el dinero fue robado a través de estos esquemas corruptos de endeudamiento y de explotación del sistema cambiario”, dijo Dallen, al resaltar que el país que una vez estuvo entre los mayores productores de crudo del mundo ha pasado a ser irrelevante en la industria. “Ellos han retrocedido”.
“El pueblo venezolano se muere de hambre”, dijo. “El salario [mínimo] es $5 al mes, un incemento desde $2. Eso es todo lo que ganan, es menos que en Haití, menos que en Cuba. Esa es la razón por la que la gente está votando con sus pies y está abandonando al país”.
El caso de lavado de dinero en Miami alega que el “Conspirador 2” estaba en la red de empresarios chavistas conocidos como “Boliburgueses” y de funcionarios gubernamentales que recibieron cientos de millones de dólares en el 2014 por parte de PDVSA como pago de un préstamo que otorgaron a la compañía estatal.
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