El Ring de Prensa América @AmericaPrensa, 04 de septiembre de 2019 | Venezuela
El resentimiento llevó al empresario de raíces palestinas Alex Saab a construirse un palacete
Hace unos años la cerrada alta sociedad barranquillera negó entrada al empresario Alex Saab al Country Club. Y el tiempo le ha concedido al Country Club la razón. Al empresario le cerraron la puerta al exclusivo círculo social debido a las sombras que acompañan su fortuna de nuevo cuño y de la que cada día emergen más pruebas.
Saab mantiene investigaciones penales en al menos tres países por su injerencia en negocios turbios con el gobierno Del presidente venezolano Nicolás Maduro y su entorno familiar.
Alex Saab es el segundo de cuatro hijos de Luis Amir Saab Rada, un migrante palestino que llegó a Barranquilla hace más de 50 años. Desde niño le precedió la fama de ser un holgazán para el estudio, un “mamador de gallo de tiempo completo”, y un apostador y derrochador de riquezas de origen incierto.
“Sus compañeros lo recuerdan como un alumno desaplicado del Colegio Alemán, en cuyas aulas siempre se sentaba en la fila de atrás y nunca se destacaba por sus notas”.
Su padre le entregó una cantidad importante de dinero para que montara algún negocio, pero prefirió comprarse una camioneta Hummer que ostentaba en las calles de la capital atlanticense.
La verdad es que existe una amplia zona gris sobre la vida de Alex Saab que él mismo ha tratado de despejar con versiones que lo relacionan con una intensa actividad comercial que empezó a la edad de 18 años vendiendo publicidad para grandes marcas y que evolucionó, 4 años después, hacia negocios de confección de prendas de vestir, que exportaba a Venezuela, Estados Unidos y México, e inversiones en construcción, de acuerdo con una entrevista que concedió a El Tiempo en agosto del 2017. Sin embargo se cree que realmente era un vendedor de llaveros y material publicitario ( P.O.P .).
Existe una brecha de casi 20 años al término de los cuales Saab pasó de ser un hábil exportador de ropa y constructor, a uno de los principales contratistas del gobierno chavista, sin que exista hasta ahora una explicación precisa sobre cómo llegó al círculo cercano del fallecido Hugo Chávez y cómo es que investigadores aseguran que Nicolás Maduro ha sido su socio en un millonario negocio en dólares con alimentos de baja calidad que se venden por más del triple del precio habitual.
Esa publicación agregó que “cuando Alex Saab regresó a Barranquilla, ya convertido en un fulgurante empresario, pagó sus viejas deudas con intereses, pero las sombras de su súbita fortuna le impidieron tener la aceptación de antes. Intentó hacerse miembro del Country Club, pero le negaron la entrada”. Nunca perdonó ni superó la afrenta.
Como respuesta a este desplante y como demostración de su nueva riqueza, compró seis casas en línea (cada una con un área de 800 metros cuadrados), vecinas al prestigioso Colegio Marymount, al norte de la ciudad. Las demolió y levantó allí su propia sede social, una auténtica mansión. Pero la propiedad nunca fue ocupada y fue puesta en venta por más de 20.000 millones de pesos.
Los complejos de un hombre de humilde origen palestino
La vida lujosa de Alex Saab en Barranquilla dio de qué hablar, tras la adquisición de cinco casas de un lujoso barrio al norte de la ciudad, que ordenó demoler para construir un palacete donde importó mármol para sus pisos e instaló dos canchas de tenis que tenían hasta dispositivos de seguridad. Era por así decirse su propia versión del Country Club donde no fue admitido.
Pero la construcción de la exótica mansión, gracias a sus negocios con el gobierno chavista en Venezuela, llamó la atención de las autoridades en Colombia, llevándolo a ser objeto de pesquisas policiales.
La revancha
En revancha por el desplante que personal de un exclusivo club de la Costa le hizo, al impedirle la entrada y hacer trizas su credencial, el empresario Alex Saab había decidido levantar esa exótica y lujosa mansión en Barranquilla, Colombia. Demolió 5 casas en el exclusivo barrio El Golf, importó mármol para sus pisos e instaló dos canchas de tenis con suelo de arcilla, zona húmeda y dispositivos de seguridad.
Además, hizo 132 viajes, algunos con un pasaporte diplomático otorgado por Antigua y Barbuda, y empezó a amenazar con demanda a quienes lo señalaban.
Pero, para ese momento, el exclusivo club no era el único inquieto por sus polémicos negocios con el régimen venezolano. Agentes de Estados Unidos, oficiales de Israel, la Procuraduría mexicana y autoridades colombianas también empezaron a esculcar sus cuentas y negocios, y se toparon con varias sorpresas que Saab todavía no puede explicar.
Actualmente, en su contra hay desde un caso por lavado de activos, por 125 millones de dólares, que cursa en Colombia, hasta un proceso por la reventa de alimentos en mal estado, por un 112 por ciento de su valor, en la que avanza México, además de la más reciente hecha pública por la administración Trump en USA. En estos momentos Saab reside en una mansión del Caracas Country Club, en la capital de Venezuela.
Desde 2015 se rastrean sus nexos con el señalado grupo terrorista Hezbolá, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el grupo terrorista Hamas, con los que mantendría contactos de la mano del ministro chavista Tareck El Aissami. Detalles de esa indagación, así como el caso por lavado, le fueron filtrados años atrás al entorno de Saab por Eddi Pinto Rua, miembro del Grupo Antiterrorista de la Dijín. El sujeto pidió plata a cambio de entregar datos sobre estas pesquisas, que son de conocimiento de Estados Unidos y de Israel.
Si bien Saab insiste en que no hay nada ilegal detrás de sus negocios en Venezuela y Colombia, sus hermanos, Amir y Luis Alberto, y su ex esposa Cynthia Certain Ospina huyeron de Colombia y se cree que estarían ocultos y protegidos en Turquía.
Circulares azules
La Fiscalía colombiana ha manifestado su disposición acusarlos y declararlos en contumacia (reos ausentes), para que la Interpol los ubique con circulares azules, pues oficialmente Colombia desconoce su paradero.
Todos están vinculados a Shatex S. A., una empresa de confección de ropa registrada en 1998 por la ex esposa de Saab, con un capital de 10 millones de pesos (US$ 3.200).
Según peritos contables, cuando Saab se convirtió en accionista, en diciembre de 2004, la firma empezó a registrar importaciones de fibra sintética y telas, por más de 9.161 millones de pesos (US$ 3.000). Supuestamente, la mercancía provenía De Baréin, Corea del Norte, Taiwán, India, China, Hong Kong y Pakistán.
A la vez, empezó a exportar ropa a Australia, Venezuela y Ecuador, por 15.869 millones de pesos (US$ 5.000). Y a recibir supuestos pagos de mercancía, por 16,4 millones de dólares, desde Caracas.
Los dólares preferenciales fueron girados luego a cuentas del Citibank y el HSBC de Panamá, al Bank of India y al JP Morgan de Nueva York, al Washington Mutual y hasta al Leumi de Israel.
Y si bien se podría tratar de un próspero surgimiento empresarial, Bancóldex dejó en evidencia que Myer Stoe, una de las firmas australianas a la que Shatex dijo venderle 410 millones de pesos en mercancía, no recibió siquiera una blusa. El hallazgo se hizo tras una transacción de descuento de facturas.
Y como estas, la Fiscalía y la Dijín de Colombia hallaron decenas de exportaciones. A demás, la alteración de la contabilidad de Shatex y evidencia de que, estando inactiva fue vendida a Gastón Ureta Ariza, en 2014, porque él lograría que el Gobierno de Venezuela les pagara una jugosa deuda.
¿Para qué quería tantas confecciones Venezuela?
También se encontró la falsificación de la firma del revisor fiscal, Róbinson Díaz, a quien Saab le pagó abogado, después de que la Fiscalía le imputó concierto para delinquir, enriquecimiento ilícito, exportación o importación ficticia, estafa agravada y lavado. Por esas mismas conductas también fue capturado Devis Mendoza, contador de la firma.
El rastro por Turquía
Y, aunque ambos se declararon inocentes, la Fiscalía espera que empiecen a explicar las exportaciones, así como los préstamos a otras firmas vinculadas a los Saab, entre ellas Jacky Millan Home, Jacadi de Colombia y Saafartex, con la que, incluso, participaron en licitaciones con el Ejército. También son chequeadas las panameñas Florida Import & Export, Inversiones Rodime, Rivsa, Venedig Internacional y Techno Energy.
Las investigaciones han confirmado sus múltiples viajes a islas del Caribe, paraísos fiscales, Alemania, España, Grecia, Italia, Rusia, Turquía y Malta. A Saab lo han visto en la isla de Antigua –donde tiene un negocio de casas prefabricadas que vende a Caracas– y hasta en Turquía. Aunque el negocio de las casas resultaría tratarse de otra simulación.
Empresas ligadas a Saab han comprado comida en Guanajuato, México, para enviarla por el puerto de Veracruz a Turquía y luego a Caracas. El negocio fue cedido por Group Grand Limited, de Hong Kong, a Mulberry Proje Yatirim A.S, de Estambul, ambas ligadas a Saab, quien se nacionalizó como venezolano.
El primer ministro de Antigua, Gaston Browne, ordenó revocarle el pasaporte diplomático que la isla le había otorgado a Alex Saab, a pesar de las gestiones del canciller venezolano Jorge Arreaza.
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