Alek Boyd
Infodio
No me cuenten entre quienes ven a Juan Guaidó como el mesías que va a liberar a Venezuela de la peste chavista. He dicho, hasta la saciedad, que los problemas de Venezuela no los resuelve una persona, un líder, un caudillo. No creo en ungidos, y menos aún, en políticos que sólo tiran de la reserva de los panas a la hora de hacer designaciones que afectan a todo el pueblo de Venezuela.
La primera alarma fue Gustavo Baquero, y su supuesta designación como Presidente de PDVSA. Luego fue la designación de Ignacio Hernandez e Isadora Zubillaga. Ni comentaré sobre credenciales diplomáticas de Carlos Vecchio, o experiencia en el ámbito energético de David Smolansky, como miembro del directorio de CITGO.
A ello le ha seguido la designación de un pequeño bufete en España, Cremades Calvo Sotelo. Por qué ése bufete en particular, y no otro? Por qué no hacer una licitación o concurso internacional, como se debe, para que los mejores bufetes del mundo oferten sus servicios? Será por que en ese bufete, en particular, trabaja y es asociado Juan Carlos Gutiérrez, abogado de Leopoldo Lopez? En qué se diferencia el dedazo de Guaidó, o de Lopez, del de Rafael Ramirez o Nicolás Maduro?
De la administración interina, que no termina de cuajar, he criticado la propuesta de amnistía, los abrazos a Luisa Ortega Diaz, la presencia de esposas de boliburgueses en encuentros de alto nivel en las cuales se discute nuestro futuro, y el nepotismo de poner panas, secretarias, abogados y personajes que poco aportan a la resolución de los problemas de la sociedad venezolana en posiciones de relevancia.
Es decir, la oposición está representada por miembros del clan #VamosBien, una clase tan nueva como Julio Borges, Manuel Rosales, Henry Ramos Allup; tan nueva como el clan Barboza, o Acción Democrática; tan nueva como la corrupción y el nepotismo en Venezuela.
Juan Guaidó tiene 35 años. Pensar que alguien de 35 años tiene la capacidad de resolver un problema como la Venezuela chavista es, para mi al menos, como creer en dios. Como lo mio es cuestionar la corrupción, pues mis cuestionamientos son recibidos en el clan #VamosBien con la misma actitud que como se reciben en la boliburguesía y el chavismo. Cuestionar es un insulto. Preguntar una afrenta intolerable.
Se espera que la misma oposición que ha sido incapaz de impedir que el chavismo convierta a Venezuela en paraíso de la peor escoria del planeta, desde narcoterroristas colombianos hasta hampones rusos, va a restablecer la democracia, el estado de derecho y la paz. Es como el dicho aquel que reza que emprender las mismas acciones y esperar resultados distintos es la verdadera definición de locura.
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