Por Estrella Ferretti
Con no muy bien pie el dramaturgo venezolano Leonardo Padrón estrenó la serie Pálpito, una coproducción entre Colombia, México y Argentina, de la productora CMO Producciones, transmitida a través de la plataforma Netflix.
La serie relata la historia de un hombre que intenta vengarse de unos traficantes de órganos que asesinaron a su esposa para trasplantarle el corazón a otra mujer de la que el protagonista termina enamorándose.
Pero las opiniones no han favorecido a una serie que algunos telespectadores ven como un “plagio” de Pulsaciones, teleserie española de suspenso producida por Atresmedia en colaboración con Globomedia, estrenada en España en 2017 y transmitida a través de la cadena Antena 3.
Pulsaciones relata la investigación llevada a cabo por Álex, un neurocirujano que se verá obligado a resolver las causas que rodean a la misteriosa muerte de un periodista de investigación, Rodrigo, cuyo corazón acabará salvando la vida del médico. De pronto, Álex experimentará en su cuerpo y como propias, vivencias, recuerdos y ensoñaciones de su donante, tras haberle sido trasplantado el órgano. En sus pesquisas, el neurocirujano estará acompañado por Lara, una joven periodista que se encargará de descubrir qué se esconde tras la muerte de quien fuera su mentor y amigo.
Críticos como Joel Keller, en el portal Decider han dicho que la serie de Padrón “es demasiado tonto para un tema tan oscuro. Sí, sabemos que las telenovelas son inherentemente tontas, pero aquí simplemente no funciona“. Mientras que Álvaro Cueva señaló en el diario mexicano Milenio que: “El problema es exactamente el mismo: estamos idealizando el tráfico de órganos, lo estamos romantizando, lo estamos poniendo como una opción“.
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