Magnate de la minería Beny Steinmetz fue condenado en Ginebra a 5 años de prisión por soborno y falsificación de documentos
Al final de un juicio muy concurrido, el empresario franco-israelí Beny Steinmetz ha sido declarado culpable de soborno a un funcionario público extranjero y falsificación de documentos por el Tribunal Penal de Ginebra. Esta convicción de un alto funcionario envía una fuerte señal a todo el sector de las materias primas. También muestra la importancia, para Suiza, de finalmente llenar los vacíos legislativos que facilitan estas prácticas criminales.
Según un reporte de Public Eye, en su veredicto, el tribunal subrayó que «Beny Steinmetz colaboró de forma decisiva en el proceso de corrupción». Fue condenado a 5 años de prisión y una reclamación compensatoria de 50 millones de francos por haber recibido casi 10 millones de dólares en sobornos pagados a Mamadie Touré, la cuarta esposa del fallecido presidente de Guinea, Lansana Conté. Este pacto corruptor había permitido a Beny Steinmetz Group Resources (BSGR) obtener permisos de operación en 2006 en uno de los depósitos de hierro más grandes del mundo, la mina Simandou. El abogado de Beny Steinmetz, Marc Bonnant, ha anunciado que apelará esta decisión.
Un ensayo, que relata Public Eye, arroja una luz dura sobre el funcionamiento interno de la corrupción internacional, en el contexto de uno de los países más pobres del planeta. Mostró cómo el uso abusivo de los paraísos fiscales facilita el encubrimiento de actividades ilegales, en estados donde el nivel de gobernabilidad y regulaciones son débiles. Para ocultar patrones corruptos, BSGR ha recurrido a acuerdos opacos, organizados desde Ginebra a través de una empresa consultora, Onyx Financial Advisors. También en el banquillo de los acusados, su exdirector fue condenado a dos años de prisión condicional y un reclamo compensatorio de 50.000 francos por haber «permitido el establecimiento del esquema corruptor». Otra figura emblemática de este tipo de negocios: el intermediario de BSGR en Guinea, un francés que fue contacto privilegiado de Mamadie Touré, recibe 3. 5 años de prisión y una indemnización compensatoria de 5 millones de francos. Extremadamente raro, los jueces condenan hoy en Ginebra tres “eslabones” distintos de la cadena de la corrupción, hasta la cima.
Public Eye saluda la determinación de la justicia ginebrina, que no fue cegada por las cortinas de humo, tan espesas como son, y las evasiones. Este veredicto envía una fuerte señal a todo el sector de productos básicos, que está muy expuesto a riesgos de corrupción. Sin embargo, no debe ocultar la gran dificultad que tienen los fiscales suizos y extranjeros para investigar casos tan complejos. Si Suiza, hoy, no era un paraíso de impunidad, debe tomar las medidas necesarias para que no lo sea mañana también, actuando en sentido ascendente. Para evitar este tipo de escándalos, la ley suiza sobre blanqueo de capitales (LBA) debe cubrir los actos relacionados con la creación, gestión o administración de empresas, fideicomisos y fundaciones, en particular por parte de abogados. La publicación de la lista de beneficiarios reales de empresas en los registros comerciales suizos también es esencial. Ya es hora de que las autoridades suizas llenen las lagunas legislativas que facilitan las prácticas predatorias, en detrimento de las poblaciones pobres de los países ricos en recursos naturales.
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