Sabrina Martín
PanAm Post
Ante el inicio de nuevas protestas de oposición en Venezuela, el dictador Nicolás Maduro anunció que armará a más de 300 mil militantes chavistas para supuestamente «garantizar la paz y las navidades felices».
El usurpador anunció que militarizará las calles hasta el 31 de diciembre como una especie de amenaza y provocación a la oposición que recientemente agendó una marcha para este sábado 16 de noviembre.
«Activemos el plan de fortalecimiento del patrullaje y la vigilancia de calle para garantizar la paz y las navidades felices de Venezuela», dijo Maduro, en una actividad con el alto mando militar venezolano.
La Milicia Bolivariana está conformada por chavistas civiles de cualquier edad y sin preparación. Según declaraciones del mismo Maduro ya cuenta con 3 295 335 milicianos de ambos sexos, que se organizan en las comunidades en las llamadas unidades populares de defensa integral (UPDI).
«Tenemos 321 433 fusiles que están siendo distribuidos por las vías seguras de la FANB para nuestros milicianos», señaló.
Además de la Milicia, en Venezuela existen los colectivos armados o paramilitares, creados y auspiciados por el régimen. Estos colectivos se han convertido en organizaciones terroristas, parapoliciales, de exterminio y de control del país, pues atacan manifestaciones, intimidan, roban y asesinan a venezolanos.
Maduro ha quedado al descubierto y ha sido denunciado ante la justicia internacional por genocidio, sobre todo tras llamar a los «colectivos» a la calle a defender a la revolución cada vez que hay manifestaciones antigubernamentales.
Los colectivos chavistas, paramilitares armados, se dedican a amenazar, hostigar y disparar a quienes protesten contra de la dictadura. Estos grupos portan armas cortas y largas, y usan hasta tubos para golpear a los manifestantes. Tanto la Milicia Bolivariana como los colectivos, se han convertido en los brazos armados del chavismo.
Los colectivos son grupos paramilitares creados por el régimen chavista para cumplir una función de control social y para defenderlo. La función de esas bandas armadas es la de controlar a la población para que no se rebele.
Los civiles armados se encargan de hacer el «trabajo sucio» bajo el resguardo de la Policía Nacional Bolivariana, pues pueden disparar y asesinar con la tranquilidad de que no serán sancionados bajo la dictadura.
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