En la imagen el ex-embajador de España en Venezuela Raúl Morodo
Roberta Biancarelli
Diario 16
Juan Carlos Márquez fue encontrado muerto el pasado lunes, precisamente el día en que iba a declarar en la Audiencia Nacional en relación con la presunta trama de blanqueo de capitales en la que estaría implicado el ex embajador en Venezuela Raúl Morodo. Márquez apareció ahorcado en una vivienda de Alcobendas (Madrid) y las primeras pruebas forenses apuntarían a un suicidio. Sin embargo, ¿se suicidó o le «han suicidado»? Esta es la pregunta.
En primer lugar, fuentes consultadas por Diario16 afirman que «quienes le conocen aseguran que jamás lo hubiese hecho». «Casualmente», Juan Carlos Márquez había accedido a colaborar con la Justicia, en concreto, con el magistrado Santiago Pedraz y con la Fiscalía Anticorrupción, para desentrañar la presunta trama de contratos firmados entre PDVSA y las empresas del ex embajador de España en Venezuela, Raúl Morodo.
En segundo lugar, las mismas fuentes nos confirman que Juan Carlos Márquez jamás fue directivo de PDVSA, sino que era un abogado de la petrolera y secretario de Junta Directiva. Perteneció al grupo formado por Baldo Sansó, Rafael Ramírez, sucesor de George Kaboul. Por tanto, también pudo estar muy cercano a Jorge Neri Bonilla, que actuaba como asesor tanto del ex presidente de PDVSA como de su cuñado, con quien viajó a Malasia para «hacer negocios», tal y como descubrió el periodista de investigación Alek Boyd. Además, Márquez estuvo ligado a Armando Giraud, ex mano derecha de Ramírez.
Por otro lado, el fallecido participó en la creación de empresas off shore en diferentes países del mundo, incluidos Estados de la Unión Europea como Luxemburgo, que fueron utilizadas por los bolichicos para blanquear el dinero del desfalco al pueblo venezolano.
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