El presidente venezolano Nicolás Maduro defendió a su ministro Tareck El Aissami, asegurando que el gobierno estadounidense se la pasa atacando a El Aissami por ser hijo de un matrimonio árabe, según dijo, de una “familia trabajadora” y “de gente honesta”. Maduro negó que El Aissami tuviera vínculos con Hezbolá.
El ministro chavista también es acusado por los Estados Unidos de tener relación con redes del narcotráfico.
No obstante, según un trabajo del diario El Nuevo Herald, Ghazi Nasr al-Din, un libanés nacionalizado en Venezuela que ingresó en 2015 en la lista de personas buscadas por el FBI, es un cercano colaborador de Tareck El Aissami que se desempeña como el principal enlace entre el régimen bolivariano y la organización terrorista conocida como Hezbolá.
El Buró Federal de Investigaciones incluyó en 2015 a al-Din en su lista de terroristas, solicitando al público que contacte al organismo policial en caso de poseer información sobre el también diplomático venezolano.
Fuentes de inteligencia y documentos obtenidos por el Nuevo Herald describen a al-Din como uno de los más importantes representantes del Hezbolá en América Latina, encargado de conseguir contribuciones.
Las autoridades también sospechan que al-Din forma parte de una importante red venezolana que vende drogas para financiar al Hezbolá.
En algunos reportajes se señala que El Aissami y Dante Rivas, otro funcionario del chavismo que fuera director del servicio de identificación nacional SAIME, emitieron pasaportes para miembros de Hezbolá, incluido Ghazi Nasr al Din.
El tema ha tenido especial repercusión en las redes, donde se insiste en la relación de los funcionarios chavistas con Hezbolá y en la presencia de otros miembros del grupo terrorista en Venezuela.
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