Seis o siete holdings familiares controlan la distribución de medicinas en Panamá, compiten entre sí y fijan los precios de los medicamentos.
Pese a la competencia, los precios han ido en aumento y ningún gobierno se ha atrevido a regular o limitar el poder de los consorcios farmacéuticos o a ir en contra de sus intereses. Por el contrario, se ha advertido que varios candidatos presidenciales han recibido su financiamiento.
Es así que un medicamento como el Enalapril, para el tratamiento de la hipertensión, puede llegar a tener un precio de $ 4.600, así como el Rivotril cuyo costo también es sumamente elevado.
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